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lunes, 24 de julio de 2017

EL EXTRAÑO CASO DE LA MANIFESTACIÓN MENGUANTE


Una de nuestras funciones, como es sabido por todos, es la de regular el tráfico en las diversas situaciones conflictivas que pueden darse en una ciudad y entre ellas están las manifestaciones. Se hace un estudio del recorrido, de los flujos de tráfico a los que afecta y se establecen los desvíos necesarios para garantizar la seguridad de los asistentes y procurar una cierta normalidad en el tráfico de las proximidades. Esto lleva un tiempo y un trabajo que desde fuera no se ve y que, a veces, puede resultar complejo según el recorrido y el número de participantes estimado.
  

Pero en ocasiones las cosas no salen como están previstas, como en el caso de una parroquia que decidió hacer una manifestación por un motivo que ahora no viene al caso y a la que me tocó acudir como responsable de que todo trascurriera con normalidad.
La manifestación estaba programada para las 19:00, el recorrido era sencillo y no muy largo e implicaba a pocos compañeros para su desarrollo, cosa que es de agradecer para todos. Según los cálculos del organizador, a la manifestación acudirían 150-200 personas. O sea, los fieles parroquianos o los parroquianos fieles.
  

Nos presentamos en el punto de inicio (la parroquia) a las 18:50 y, para nuestra sorpresa, no había nadie en el lugar. Decidimos entrar en la iglesia y nos encontramos con que se estaba celebrando una misa, por lo que nuestro olfato policial nos dijo que seguramente la manifestación sería al acabar la celebración. Pues a esperar.
Sobre las 19:10, y una vez finalizada la misa, empezó a agruparse la gente a la puerta de la iglesia, tal como esperábamos, y quisimos hablar con el organizador para interesarnos por algún posible cambio de última hora. Para nuestra sorpresa (y ya van dos veces), los presentes nos dijeron que ellos no tenían ni idea de una manifestación y que simplemente salían de un bautizo. Pues a seguir esperando.


A las 19:20 se presentó el sacerdote que dijo ser, además del oficiante del bautizo, el organizador de la manifestación, y que la manifestación se iba a retrasar unos minutos porque el bautizo se había alargado más de lo esperado. Calculaba que el número de asistentes a la manifestación iba a ser de unos 60-80 debido a la demora en su comienzo, que había hecho desistir a algunos de ellos. Los supuestos manifestantes se encontraban esperando en el interior de un salón parroquial y por eso no los habíamos visto.
A las 19:40 horas, como no se iniciaba la manifestación ni aparecían los manifestantes, entramos al interior de los salones parroquiales y hablamos con el sacerdote anterior y con otros dos que parecían llevar la voz cantante en el acto, a los que preguntamos sobre la previsión de horario, porque la autorización para la manifestación era de una hora aproximadamente y se estaba agotando el tiempo autorizado, además de indicarles que teníamos otras previsiones de servicio que no pueden ser alteradas de modo caprichoso. Los sacerdotes respondieron que los asistentes a la manifestación se iban a ver reducidos a unas 20 personas y que dada la escasa cantidad de participantes iban a ir por la acera y que posiblemente no fuera necesaria la colaboración policial. Para esa cantidad de participantes y yendo por la acera me sobraban todos los compañeros que estaban preparados, porque simplemente tendríamos que echar una mano en los semáforos y pasos de peatones, más que nada por hacer un poco de paripé y quedar bien. Hala, toda la planificación al garete y los compañeros a patrullar.


 A las 20:00, finalizado el tiempo autorizado para manifestarse, y tras las últimas declaraciones de los organizadores, decidimos marcharnos del lugar por incomparecencia de los manifestantes y de los organizadores.
Desconocemos si finalmente salió algún manifestante, o se fueron a jugar un mus o tal vez solo un ajedrez, vista la merma de asistentes que se iba produciendo a lo largo de la hora de espera. Y por lo menos no hubo atropellos al cruzar el paso de peatones.